martes, 17 de diciembre de 2024

Más que humano

 Más que humano es mi cuerpo que se transforma en agua.  Más que humano el sonido del silencio. 

Más que humano es el rocío abrazador de los grillos; como el vaivén de mi vientre al son de la luna llena; como la imagen divina entregándose a los sentidos. Catedral incendiando los pies que se descalzan. Ser incandescente tonatiuh, y esta piedra danzarina hasta las estrellas. 


Pero ellos jamás serán testigo. Ellos de encumbrada sordera, enfermos de desprecio, borrachos de sí mismo.  


Ciegos de celos, sintiendo germinar las semillas. Celos asesinos de niños y de los dioses que hoy resucitan a la tierra, de su sangre fecundada hasta su centro. 

 

Pues, tan humano se volvió su temor de ser devorados. 

Dicen afirmar la diferencia, pero ellos llaman diferencia a todo lo que no pertenece a su cerco amurallado.


Mas es tan humano fijar y resguardarse, como lo es que los sueños despierten a la vigilia, y poder imaginar y crear nuevos mundos. 

Pero, tan humano se volvió desdeñar sentir y temer los augurios de la noche y pensar la locura, y vivirla. 

Y tan natural preocuparse y ocuparse y lamentarse y compadecerse. Y tan natural ceder el poder del gobierno, del sentido y de los sentidos. 

Y tan normalizados los pequeños placeres y antes que nada desconfiar y rechazar lo desconocido. 

Fijar los dioses, embalsamarlos y fijarlos deseos, amoldarlos, cristalizarlos. 

Y tan perdidizo el deseo en el cansancio al pasar el tiempo; tiempo del mundo que ha perdido su multiplicidad. 

Quién se cree justificado en su desprecio.

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